SOLO SE VIVE UNA VEZ

por | Jun 28, 2023 | Artículos | 0 Comentarios

En mi 25 aniversario, recibí una postal de un amigo del que ya me había alejado, en la que decía: Disfruta de la vida, solo se vive una vez, en un principio no le di mucha importancia, ya que nuestra relación hacía tiempo naufragó. No parecía que sus palabras tuviesen poder alguno sobre mí. A esa edad sientes que tienes todo el tiempo, la energía y la vida disponible para disfrutarla, lo que sí supe fue que no la iba a disfrutar junto a él.

DISFRUTA DE LA VIDA

Como un soplo de aire, va pasando el tiempo, la vida, como se suele decir, pasa el tren y tú estás montado en él. Parece que te hubieras comprado un billete de un viejo ferrocarril, hacia un lugar desconocido, sabes que te estás acercando, que el destino va a ser inevitable, vas viendo como cada vez hay menos pasajeros, entonces vas pensando… ¿Qué será de ellos?, ¿Qué les estará esperando allí donde han bajado?, ¿Cuáles serán sus vidas?, ¿Serán felices en su destino?

Había pasado mucho tiempo y no fue una sola vez, para entonces, había escuchado más veces el mismo consejo, disfruta de la vida, solo se vive una vez.

Qué palabras más vacías, pensé. Si algo ya había aprendido en mi trayectoria es que para poder disfrutar, antes debes pasar por todas las estaciones, en donde el crudo invierno asoma, todo oscuridad y calamidad. Habían pasado muchos otoños en donde parecía quedarme despojada de abrigo, como si todo te lo quitasen y el miedo asomase por la dura etapa que se avecinaba. Cuando la primavera llegaba, a pesar de que sentía que todo iba en buen camino, de repente una gran tormenta parecía que iba a arrasar todo lo conseguido y tras mucho esfuerzo aparecía las flores, la luz asomaba y era entonces cuando llegaba la primavera en donde por fin podía ver el fruto, disfrutar de su alimento para poder alimentarme y compartir todo ese proceso.

¿Disfrutar de la vida? La vida son muchos ciclos, solo cuando vemos el fruto es cuando somos consientes de nuestro potencial, solo cuando compartimos nuestro alimento es cuando verdaderamente la podemos saborear, solo cuando nos rendimos a propio ritmo de la naturaleza, podemos entender y ser pacientes de que todo tiene un proceso.

Cada uno es un frutal que si no lo cuidamos se puede marchitar, todos damos fruto, pero solo cuando se comparte es cuando cumplimos la función, disfrutamos, nos descargamos para así fortalecer nuestro árbol.

Disfrutar, es nuestra naturaleza sí, pero para que esto llegue debidamente debes de aceptar esta lección de la vida, de jardinería, de rendición y de saber qué hay frutos para cada estación, todos necesarios y compartidos. ¿De qué te sirve ser un frutal si no lo cuidas? ¿De qué te sirve ser flor, si no compartes tú pon para que siga la vida, De que te sirve ser fruto, si no quieres alimentar?

Según vas viendo la vida, según vas madurando, te das cuenta de la banalidad de estas palabras, claro que todos deseamos disfrutar, pero para ser un buen fruto antes debes de entender que todos los procesos son necesarios, que no siempre puedes disfrutar como te gustaría. Lo que si puedes hacer es amar cada proceso, que todo son ciclos, que bien cuidados con mucha voluntad y aceptando el propósito de tu frutal, estás satisfecho por haberte convertido en tu mejor jardinero.

TODOS ESTAMOS EN EL MISMO TREN

Así como del disfrute, también según pasas por distintas estaciones piensas si volverás a montar en el mismo tren. No todos viven el viaje igual, hay tantas maneras de vivir el mismo trayecto…

Cada uno lo experimenta a su manera, tampoco sabemos lo que en el propio tren puede suceder.Lo que si que todos compartimos es la incógnita de lo que va a suceder, como vamos a vivir nuestro viaje, que la maquinaria funcione bien, que ninguno de los viajeros incomode tu trayecto… ¿Pero cuándo llegamos al destino final, quién nos puede garantizar que vanos a volver? ¿Quién nos garantiza qué va a ser el mismo tren? ¿Quién sabe la suerte que nos depara una vez bajemos al andén? ¿Quién nos puede garantizar que solo vamos a viajar una sola vez? ¿Quién nos puede confirmar que tenemos otra oportunidad? ¿Cómo podemos saber que el destino es el correcto? ¿Cómo saber que nos hemos montado en el tren que nos va a llevar al mejor puerto?

Ciertamente, los humanos jugamos a saber, incluso algunos creen que están haciendo lo correcto. Están los que piensan que van a viajar muchísimo más, también están los que creen que solo va a ser una vez, incluso estar los que temen hacer más viajes o que destino les deparara y andan preguntando a los demás pasajeros pensando que son más experimentados.

Lo cierto es que no sabemos en ningún momento qué es lo que va a suceder, ni siquiera podemos asegurar cómo lo vamos a vivir. Es inútil dar consejos, cada uno es como es, cada uno lleva en su cesto distintos frutos, cada uno lleva su propio billete, cada uno vive la experiencia a su manera.

EL SABOR DE DISFRUTAR LA VIDA

En este viaje qué es la vida, si hay alguna carta, es la del cambio, la especulación, la improvisación y cómo no, el aprendizaje que todo ello conlleva. 

Si seguimos con la metáfora, comprendemos que aquella carta no contenía ninguna sabiduría, pues no se sabe con certeza si lo que estás probando es el mejor fruto, así como tampoco hay manera alguna de confirmar si solo se vive una vez.

Lo que si podemos hacer es responsabilizarnos del cuidado de nuestro árbol y solo así podremos comprobar que lo que cosechamos cada vez sabe mejor, que el fruto que compartimos es un buen alimento para nuestros allegados. Quizás unos crean que volverán a viajar, otros piensen que solo se viaja una sola vez, pero lo único que podemos atestiguar es en donde estamos ahora, lo que sentimos en este momento, la calidad de nuestro sustento y la satisfacción que te da saber que pase lo que pase, en tu viaje, no has amargado a nadie, ni siquiera le has envenenado, también has aprendido a oler la cosecha que te vas a comer. Te has convertido en un buen agricultor, catador y un buen viajero que, a pesar de lo que ocurra en el camino, tú te ocupas de respetar, cuidar y valorar esta travesía.

No se trata de creer, no se trata de disfrutar, aquí en esta vida de lo que se trata es de aprender a vivirla, libre de creencias que te pueden limitar, no quitando el fruto de los demás. 

Después de mucho tiempo ya puedo contestar aquella postal: No sé lo que es la vida, cuando llega el tiempo de cosecha comparto mi fruto y es entonces cuando más lo disfruto. Ahora sé que dejo un árbol bien cuidado y también sé que el viaje fue de mi agrado. Lo que yo puedo desear a los demás, es que ofrezcan lo mismo que desean recibir y después que sea lo que tenga ser, seguro estará bien.

Sobre mí

Ruth Caro Vegas

Podría decir que soy terapeuta transpersonal, naturópata, investigadora en antropología y filosofía o que la maternidad, la familia y la sociedad son los que me han regalado mis conocimientos.

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